José Gilberto Donado Grimaldo – Don Grim. Tengo la muy buena costumbre, generalmente a diario, de leer textos bíblicos. Siempre he considerado que es en las Sagradas Escrituras donde se encuentra la sabiduría, máxime que es la Palabra del Creador, el Arquitecto del Universo, registrada por Seres iluminados por su Santo Espíritu para dar fiel testimonio de su omnisciencia.
Pues bien. En el día de hoy 7 de Marzo, al azar, como suele acontecer, encontré en el libro del Génesis entre los versículos 18 y 23 un hermoso texto el cual no conocía tan detalladamente y que
por considerarlo de una maravillosa estructura me permito transcribir literalmente.
Abro comillas:
«El Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le daré una ayuda apropiada>. El Señor Dios formó de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, ya que el nombre que él les diera, ese sería su nombre. El hombre impuso nombre a todos los ganados, a todas las aves del cielo y a todas las bestias del campo, pero para sí mismo no encontró una ayuda apropiada. Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un sueño profundo, y mientras dormía le quitó una de sus costillas, poniendo carne en su lugar. De la costilla sacada del hombre, el Señor Dios formó a la mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó: < Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada hembra porque ha sido tomada del hombre.»
Cierro comillas.
En virtud de todo lo anterior, y precisamente en el acontecer muy cercano de celebrarse el día Internacional de LA MUJER, se agolpan en mi mente una serie de contradicciones y
aflora en mi sentimiento de poeta alguna consideración para tomar la pluma y expresar que sobre ésa hembra, sobre esa «ayuda apropiada» se han escrito muchas cosas. Y que además ella misma ha sido protagonista de muchas verdades, de muchos elogios, de muchos epítetos valederos, y
que sobre «ésa hembra» también ha caído el inmisericorde peso visceral de la mano masculina y
la ha discriminado, la ha menospreciado, vilipendiado, desconociendo en muchas ocasiones sus virtudes.
Siendo en primer lugar su estructura maternal el centro de toda consideración, un gran porcentaje de mujeres tiene a su cargo la cabeza del hogar porque ese Adán que le ha correspondido la ha abandonado a su suerte y sus lastimados sentimientos relegados a un segundo plano se
frustran en sus naturales deseos de ser la «ayuda apropiada» para formar hombres y mujeres de bien, siguiendo un ciclo vicioso que en nada contribuye a mejorar el aspecto moral de una sociedad.
También es cierto que esa «ayuda apropiada» ha sido la fuente de inspiración de poetas, de quiméricos orates que le han cantado a sus virtudes y otros, en cambio, que se han «desencantado» de sus caprichos. Para algunos, literalmente esa «hembra» se ha convertido en un objeto sexual, abusan hasta el exceso llegando a maltratar su dignidad y condición de mujer.
Pero en síntesis, loor a tan bellas damas. Loor a esas féminas que nos llenan de amor. Loor a tan hermosas hembras, que tan sólo por llevar el nombre de MUJER nos llenan de calor y de ternura.
JOSÉ GILBERTO DONADO GRIMALDO. DON GRIM.