Notas al margen de José Neira Rey. 1.- Si con criterio analítico – y ajenos a toda consideración partidarista o de fanatismo grupista o rosquista -, se hiciera, un juicioso y ponderado examen de la realidad regional y fronteriza, incuestionablemente se llegaría a la conclusión, que nuestro mayor problema no es el económico, sino el humano.
¿Por qué? Por la falta de asociación y de laboriosidad compartida, ante el sinfín de opciones y posibilidades que brinda una especialísima ubicación geoestratégica para el desarrollo de diversas y múltiples actividades ,relacionadas con el comercio, la industria, los servicios y la canalización de iniciativas relacionadas con la complementación agrícola, ganadera e infraestructural que se requiere ,habida consideración de los cambios y transformaciones que se están cumpliendo en muy distintos lugares de Colombia y del planeta y que exigen , entre nosotros, el asumir con responsabilidad y buen juicio, las obligaciones que nos corresponden y cuya presencia e influjo, no debemos, ni podemos olvidar o relegar a segundos y terceros planos.
Creer, que la solución regional y fronteriza, siga siendo producto de una gestión partidarista y/o politiquera, sin una visión de futuro, que enfoque, analice y defina lo que debe hacerse en la planeación y determinación del desarrollo , conforme a unos planes, programas y proyectos suficientemente debatidos, definidos y concretados, es tanto como seguir sosteniendo – y dándole cuerda -para que fulanito o zutanito, por ser amigo o seguidor de A, B o C jefe de grupo o de partido de barrio –tal como viene aconteciendo – y sin ideologías o prospectos de trabajo ,que tengan respaldo en reales hipótesis y prospectos bien estructurados, puedan cumplir el enorme reto de sacar adelante a esta esquina de la República.
No valorar la gigante tarea por realizar y no dar pasos transformadores en procura de las alternativas y propuestas que se deben definir y alimentar -hacia dentro y hacia afuera -, es proseguir en la bancarrota y negatividad, dándole paso a la inoperancia y al resquebrajamiento de las posibilidades, ante el influjo del desvarío, la pérdida de tiempo y la malversación de opciones y de fondos.
2.-Por eso y porque si se quiere una verdadera y cabal transformación, el cambio, que se debe hacer, radica en las acciones y conductas humanas y de solidaridad, que lleguen, convenzan y penetren en el espíritu y voluntad de las gentes, que ya empiezan a comprender y proyectar el significado de las obras que no se realizan, por la carencia de una descentralización y representatividad, que llegue desde los centros de poder y coadyuve a una gestión dirigencial auténtica e inteligente, que sepa actualizar, aunar y utilizar lo que hay, para proyectar un porvenir más próspero y sin las angustias y temores que se ciernen sobre la zona, sino surgen los acuerdos, respaldos e iniciativas que configuren ejemplarizantes políticas de Estado, para una sociedad más activa y decidida al hallazgo de una vida mejor.
3.-Un Movimiento de Transformación Regional, renovador y dinámico, con mayores vivencias y objetivos al que se cumpliera cuando se creó el Movimiento de Unidad de Acción Nortesantanedereana -MUAN – cuyos resultados fueron buenos, pero que no se continuó por las fallas que en la asociatividad son manifiestas y no podemos ocultar-debiera ser la consigna y propósitos para esa labor y gestión, no inferior a 30 o 20 años. ¿Por qué? Porque si seguimos como vamos y nos quedamos como estamos, nunca llegaremos a lo que todos anhelamos .Y, como el próximo proceso electoral, se avecina, lo realista, práctico y estimulador, es: comenzar a convocar y a escudriñar candidatos ilustrados, transparentes y dispuestos a la innovación, la investigación y la labor concertada, comprometida y en equipo, precisando nuestras prioridades, para trabajar por ellas y conformar los desarrollos.
Y, gentes, dispuestas y capaces: las hay. Lo básico y fundamental, es: superar los celos, la pasividad, el exagerado individualismo e inmediatismo, que solo nos ha conducido por los atajos de las esperas improductivas y el decaimiento social, económico y político, al desestimar: La unión y el deseo de triunfar y progresar compartido.
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