Por Gabriela Camargo Vega. Me decía un ex comisario de la entonces llamada Policía Técnica Judicial P.T.J que solo dos caminos se divisaban para derrotar la corrupta y mal llamada Revolución Bolivariana. Los dos iguales de tortuosos para un pueblo que lo tuvo todo y que hoy se ve sumido en la peor crisis social, política y económica de toda su historia, atreviéndome a decir que ni aún en la peor de sus dictaduras se vivió lo que actualmente se registra.
El primer camino, ya conocido por todos, llevaría a un golpe de estado. Algunos intentos han sido abortados por la dictadura y sus autores detenidos.
El segundo, el más temido, la rebelión general de un pueblo, salida que irremediablemente desembocaría en una guerra civil, donde muy seguramente los países de la región se verían envueltos en el conflicto y aunque huyen de esta posibilidad no dejan de susurrarla en voz baja y de manera silenciosa la acarician a pesar de lo que esto significa.
Hoy la frontera, esa que no hace mucho era denominada como “ la frontera más viva de América Latina”, es golpeada y pisoteada por cuenta de la revolución, una revolución que está acabando con la dignidad y el futuro de una zona conformada por el triunvirato de los estados Zulia, Táchira y el departamento Norte de Santander, mientras el gobierno colombiano, timorato y asustado ante las reacciones del monstruo que puede hundir lo poco que queda de la relación comercial, habla pasito, sin decisión y con un desconocimiento absoluto sobre lo que significa una zona de frontera. Una muestra de ello son las respuestas dadas por la Ministra de Comercio frente a la decisión unilateral de Venezuela de cerrar el paso “Cual es el problema con el cierre de la frontera si está abierta de 6 Am hasta las 6 Pm, en ese tiempo pueden pasar los productos sin causar daño a los empresarios colombianos”, con que ligereza y desfachatez responde esta funcionaria.
Dejación, ausencia de estado y pensamiento obtuso rodean a nuestros funcionarios que en un centralismo desproporcionado y dañino resumen al país en Bogotá. El pasado 16 de septiembre la Comisión Segunda de la Cámara de Representantes del Congreso Colombiano debatió, acompañados por la Ministra de Relaciones Exteriores, la situación de los departamentos de frontera frente a la unilateral medida del gobierno de Nicolás Maduro. Conclusión, lo ya conocido. Se pondrán en marcha comisiones para análisis y posiblemente se invitaran funcionarios de la Revolución Bolivariana que muy seguramente no asistirán.
Entre tanto, los graves problemas sociales y económicos de la zona continúan cuesta abajo mientras va muriendo lentamente nuestra frontera. Venezuela tiene las reservas más grandes de petróleo en el mundo, es decir, tiene petróleo para los próximos 282 años, según los expertos económicos. También tiene la mayor violencia de la región latinoamericana, 3.272 personas asesinadas en los primeros 8 meses del año. Venezuela tiene la peor economía del mundo la catalogan los analistas… Venezuela pierde al año 12 mil 500 millones de Dólares por contrabando… Paga sus deudas con combustible, medida que la obliga a tener que importar buenas cantidades de oro negro… Sus refinerías consideradas como las mejores del mundo, se han ido apagando en manos de mediocres militares que entraron a reemplazar a los grandes expertos hoy asumidos por Colombia en su gran mayoría… El comercio ilegal de gasolina está dejando a las grandes mafias, entre las cuales está la Guardia Nacional venezolana (la segunda fuerza policial más corrupta del mundo) el 10.000% de rentabilidad, según la Dirección de Impuestos y Aduanas de Colombia.
Venezuela ha perdido su norte a manos de la revolución. Lanzó de esa Venezuela próspera a las grandes cadenas hoteleras, a las fábricas, a las cadenas comerciales y enterró a los grandes concesionarios de vehículos. “Si llegan carros al país provenientes de la China”, me dijo el ex funcionario de la ex P.T.J que por razones obvias no damos el nombre, pero estos son almacenados en ministerios del gobierno para venderlos a la gente del chavismo y a funcionarios de Maduro.
¿Alimentos? Si hay, los que el régimen entregue, pues son ellos los que deciden cuanto y en qué tiempo se deben consumir. Los nombres sobre estos testimonios no se dan a conocer por razones de seguridad, la bacterióloga colombiana que desde hace 35 años se radicó en Venezuela, seguidora de la filosofía chavista, en un pequeño dialogo decía “Estamos presos en Venezuela, no tenemos alimentos, no podemos salir del país no nos venden pasajes aéreos, nos tienen detenidos.”
Y qué decir del libre pensamiento, ese inherente al ser humano pensante, está anulado, detenido en las mazmorras y los medios de comunicación, canales para transmitir estos pensamientos, entonces, unos desesperados vendieron al régimen, otros se autosilenciaron y los más atrevidos fueron echados.
Esta es la radiografía de una dictadura ignorante, analfabeta y corrupta que está chupando lentamente la economía y los ideales de lo que era una joven democracia. Y ahora son ellos los que nos señalan como autores de su ruina. ¡No! La frontera, su gente no son los verdugos del pueblo venezolano o lo que queda de él. En la historia hemos sido sus hermanos, sus compañeros, sus vecinos, hemos compartido sus alegrías, sus fracasos, sus triunfos, sus necesidades, todo bajo el respeto y la cooperación que nos amparan los convenios, los tratados y los pactos, en una palabra, son los lazos indestructibles que nos legó la historia y que no aniquilarán quienes hoy pretenden destruir lo que significa ser una zona de frontera.
Para concluir y regresando al inicio de este artículo dejo una pregunta, ¿Qué camino será el mejor? Entre tanto, el gobierno de Juan Manuel Santos debe actuar sin miedo, ni temor, como también se debe llevar a cabo una concienzuda revisión a las fuerzas policiales del Estado para comenzar a dar la verdadera batalla a la corrupción, único elemento cierto en este aciago momento que vive la frontera colombo-venezolana.
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