Por Hugo Hernán Pérez Amador MD – Es gloria en la historia, fue grande en el comienzo de la Gran Colombia, fundamental en el desarrollo de la moderna nación, cuna de próceres, madre que dio a luz los más ambiciosos logros, ahora rezagada en el desarrollo, relegada en la puerta del siglo XXI, se le niegan sus más elementales derechos; el verdadero Santander (Norte de Santander) abrió sus puertas a propios y extraños fue ocaso polo de desarrollo y pujanza de la unión y la visión de Colombia.
Sumida en el desgreñó, la corrupción de su clase dirigente, el conformismo de su gente, aislada del resto del país, víctima de vergüenzas como la de la promesa de Gramalote, burlada con la promesa de su presidente de convertir a Cúcuta en Zona Libre, engañada mil veces al serle impuesta dirigentes extranjeros que solo buscan su cuarto de hora.
¿En qué momento nos desviamos del rumbo pujante y soberano? ¿En qué momento perdimos el horizonte que nos condujo a la etapa oscurantista que vivimos? En departamento de tercera categoría, en una ciudad capital relegada al subdesarrollo, con los más elevados índices desempleo y ocupación informal, bajos niveles de comercio, pobres niveles de exportación, nulo nivel de industrialización, bajos niveles de educación de su gente.
Mira a su derecha esperanzada en un bolívar que no volverá a ser el mismo, al menos en los próximos 20 años, súplica al nivel central migajas de pan para que alivien su precaria situación.
Sus dirigentes se pavonean orgullosos de sus logros personales en pedestales que alcanzaron a razón de mentiras hacia su electorado, en otros casos le impusieron una clase dirigente vergonzosamente incompetente y foránea como para relegar más sus posibles logros.
El diagnóstico es desalentador la peor infraestructura vial del país, una de las peores gestiones de la red hospitalaria en los últimos 10 años, el Hospital central Erasmo Meoz quebrado hasta el tuétano, convertido en la lechera de los políticos de turno, los hospitales municipales degradados al nivel de puestos de salud, las sedes principales de los Bancos y EPS sin representación de los nortesantadereanos y cucuteños, los foráneos se han ubicado en las principales gerencias de cuanta institución se encuentra representada en Cúcuta, todo esto refleja el conjunto de cosas que nos está dejando en los últimos lugares de desarrollo.
Pero existe solución…
Lo primero recuperar nuestra identidad, creer en lo nuestro y en nuestra gente antes que en el foráneo.
Lo segundo, trazar nuestra hoja de ruta para el departamento y la ciudad capital a cinco, diez, veinte y cincuenta años, de tal manera que conozcamos nuestro rumbo y las metas definidas por nosotros los nortesantandereanos y cucuteños.
Lo tercero propiciar por el cambio inmediato de la clase dirigente, si, el cambio en el Senado, La Cámara, La Asamblea Departamental, los concejos, las alcaldías, ya está probado que no está comprometida la clase dirigente actual con el desarrollo de la región.
Olvidar que la subida del Bolívar es nuestra salvación, no va ocurrir…
Innovar, implementar planes de gestión inmediato encaminado preparar nuestras instituciones públicas y privadas a la venta de turismo, bienes y servicios.
Convertir nuestras ciudades Cúcuta, Pamplona y Ocaña en ciudades universitarias por la excelencia en su oferta.
Desarrollar el sector salud para que en el mediano plazo preste unos servicios de excelencia orientados a vender estos a nivel local, nacional exportar servicios de salud.
Convertir al Catatumbo y a Cúcuta en el polo del desarrollo industrial, es envidiable la riqueza contenida en esta región, una extensa reserva carbonífera de la más alta calidad internacional, el potencial minero y energético, la creciente disposición de cultivos energéticos principalmente la palma africana, incentivar renglones como el cultivo de peces como la cachama para el consumo local y de extensión nacional, el desarrollo de la ganadería entre otras líneas de desarrollo para lo cual se hace indispensable las vías de primera calidad.
Convertir a Cúcuta en la vitrina comercial del oriente colombiano con precios competitivos y con oferta de productos de calidad, el potencial es inmenso si se cuenta con una zona libre y zonas francas desarrolladas, en el futuro no lejano Venezuela se verá en la necesidad de surtirse de bienes e insumos de calidad , pero debemos prepararnos para asumir este reto. Seguir desarrollando los sectores industriales como el cuero, el sector textil y cerámicas buscando mercados sostenibles.
Son muchos los campos de acciones posibles y viables además de sostenibles para que la región despegue a los retos del nuevo milenio. Fundamentalmente creer en lo nuestro nos abrirá las puertas a un mejor futuro.
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