Por Jorge Eduardo Hartmann* – No salimos del asombro y el dolor por la aberrante noticia que hizo eco en Colombia la semana anterior; un acto demencial en nuestra ciudad de Cúcuta por un hecho de violación, tortura y muerte de una niña de tan solo 5 años, por un pervertido que bajo los efectos de sustancias psicoactivas satisface su motivación enfermiza sexual, dejando un vacío de ausencia, pena, sufrimiento en sus padres, familiares, vecinos; e incertidumbre en los cucuteños que contemplan, comentan y olvidan, ante la impotencia de identificar cual podría ser la solución.
Si recorremos las calles de nuestra ciudad observamos cientos de jóvenes divagando, en la obsesión y, dependencia del alcohol y la droga en estado de locura; al acecho, en turno de protagonizar noticias de primera plana que seguirán aturdiendo e intimidando a nuestra sociedad convirtiéndola en una cómplice indiferente.
El índice de violencia y delincuencia aumenta vertiginosamente, no es este suceso un hecho aislado suceden todos los días pero no son denunciados.
La falta de oportunidades y la ausencia de mecanismos de protección social se convierten en verdaderos riesgos para la población juvenil que afectada por la ausencia paterna, violencia intrafamiliar y baja autoestima, ven en el consumo de sustancias psicoactivas un medio de escape, y en el micro-trafico la opción de subsistencia económica, convirtiéndose el origen de la delincuencia en el flagelo más alarmante de nuestra sociedad.
Hay una responsabilidad social que nos obliga a proteger personas, familias y comunidades a través de métodos con un alto grado de compasión y una aumentada sensibilidad, donde se aporten recursos destinados a programas de atención, prevención y rehabilitación, sin escatimar en el objetivo fundamental: la salud pública.
*Fundación Rescate I.P.S-CAD
Centro de Atención al Drogodependiente
12 comentarios para "¿Qué podemos hacer?"